
Qué tranquilizante y alentador es saber que tenemos siempre la posibilidad de recomenzar, más allá de la cantidad de tropezones que demos. Estoy ganándole la batalla al cigarrillo, pero en estos días no aguanté la tentación y me fumé uno. La sensación de frustración por no haber resistido, los sentimientos de culpa no se hicieron esperar. Después vino la posibilidad de recomenzar. ¡Qué maravilla! Empezar con más determinación, con más fuerza, con más ánimo. Me encanta la frase “borrón y cuenta nueva”, porque es como detenerse frente a una página en blanco que podemos llenar con todos los elementos que queramos. Conozco un cuento que me gusta mucho. Sé que, de alguna manera, tiene que ver con esta situación. En síntesis, la historia es así: Era un color muy raro y muy triste que se llamaba Flicts, siempre estaba solo y quería unirse a otros colores. Quiso ocupar algún sitio en alguna bandera, pero no lo dejaban. Quiso formar parte del mar, que es tan inconstante y tiene tantos colores, pero para el pobre Flicts no había lugar entre sus colores. Un día Flicts paró de buscar y miró a lo lejos. Y fue subiendo, subiendo y fue desapareciendo. “Ahora con el día claro y el sol muy alto, cuando se ve la luna brillar de día, con el brillo del sol, la luna es Azul. Al caer las tardes de otoño, cuando la luna aparece al otro lado del mar como una bola de fuego, es redonda y Roja. En las noches muy claras, cuando la noche es toda de la luna, ella es de plata y oro, es una enorme bola Amarilla. Pero nadie sabe la verdad, a no ser los astronautas. Y es que de cerca, muy cerquita, la luna es Flicts. Pese al rechazo que vivió Flicts, en el fondo, sabe que siempre va a encontrar su lugar. Y está en él, presente, el ímpetu por recomenzar y probar nuevas aventuras. Y una nueva realidad.
Más allá de las posibles frustraciones y de las caídas, es un caudal de experiencias que vamos acumulando en nuestro haber para no cometer los mismos errores, y en el caso de cometerlos, siempre habrá la posibilidad de pronunciar con todo vigor y con toda convicción “¡Arriba otra vez!”.
Más allá de las posibles frustraciones y de las caídas, es un caudal de experiencias que vamos acumulando en nuestro haber para no cometer los mismos errores, y en el caso de cometerlos, siempre habrá la posibilidad de pronunciar con todo vigor y con toda convicción “¡Arriba otra vez!”.
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