viernes, 21 de mayo de 2010

Una madrugada de lluvia

- El humo que se disipa entre tus dientes de marfil. Todo se disipa. Pero la muerte nos tiene unos cigarros mejores.

- No encontrarte, lo más parecido a la nada.

- Miras de un lado, miras de otro, ¿qué buscarás?

- Déjame oír tu silencio, es el que más me habla.


-¿Me dijiste algo?
- No, nada.
- Ni pronuncies esa palabra.


- La luz de tus pupilas es cien veces mayor que el reflejo de tus lentes y traspasa la pantalla y todo estalla en luz.

- Bendita tierra venezolana, tierra de tus ancestros, que me regalan esos apetitosos labios.

- El vaso de agua está vacío, lo llenaremos con nuestra savia, ¿te animas?

- La cortina entrelazada, así deseo entrelazar nuestros cuerpos, nuestras almas hasta que no exista ni tiempo ni espacio.

-Pensativo, con la mirada perdida en el infinito, ¿qué tanto te da vueltas en la cabeza?, ¿la vida, la muerte? ¿no son la misma cosa?

- Entre estos vaivenes, te he descubierto, me he descubierto, ¿nos habremos descubierto?

- El agua entre tus labios, mi más anhelada savia.

- Todo empezó con un píxel y uniendo tus más bellos colores: muy vivos, a veces, apagados otras pintaste un hermoso cuadro sobre mi piel.

- Entre Aes y cincos te conocí. Me enseñaste a deletrear la más bella frase: "Te amo".

- El marco de la cámara y al final tu más desenmarcada figura y el círculo de tus luminosas pupilas cuando te ríes.

- Armonía, Alma, Don, Duende, Regalo, Risa, ¿dónde guardo este nuevo diccionario que me obsequiaste?

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